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Hugo Asencio: "La libertad nunca es demasiado"

 

                                      Un Cosmos poético porteño, atravesado por Suiza y New York.

 

 

Entrevista por Silvia Vázquez  y  Ces Le Mhyte

Ni siquiera las aves anhelaban tocar el suelo, preferían seguir rayando  la punta del viento; allí, donde nacen las luces del habla. Sin embargo, en esa ceremonia, donde el calor se adhiere a las ficciones de la sustancia, tres personas insisten en celebrar el encuentro con la palabra; insisten, aun cuando las sombras de lo real  duermen en nidos de asfalto y  rascacielos de juguete.

La  sonrisa infante de Hugo Asencio lo contemplaba todo.

 

Hugo  es actor, director teatral escritor y poeta de reconocida trayectoria; conocido por participar en programas muy exitosos de la televisión argentina como Dos para una mentira (1986),) y Alta comedia (1991).

En teatro, fue protagónico en “El Misántropo “de Moliere, “Proceso interior” de Rodolfo Ledo, “Sólo pueden los casados” de Toto Masselli, “Mi adorable Tina” de Carlos Lozano Dana, “El Visitante nocturno” de Alberto Alejandro, “Polo y Bebe” de Alberto Alejandro, y “Juana La Loca” de Carmen Zapata con el Grupo de Teatro Bilingüe de California

 

Ha participado en los siguientes programas: Ciega a Citas, Casi ángeles, Los exitosos Pells ,Vidas Robadas, Todos contra Juan , Bella y Bestia , Amas de casa desesperadas (Colombia) 2008/2009, Epitafios, Viernes de Pacheco, La Familia Falcón, Mi dulce enamorada, Los Campanelli, Estación Retiro, Teatro de Irma Roy, Alguien como usted, Cacho de la esquina, Espectaculares de Canal 13, Las 24 Horas, Brigada Cola, Alguien por quién vivir, La Viuda blanca, Dos para una mentira, Quiero morir mañana, Déjame quererte, Más allá del horizonte, Ricos y Famosos entre muchos otros. Compartió escenas con Claudio Levrino y Hugo Arana, en TV,  con Luis Sandrini, Enrique Carreras, en películas como “Grey Wolf “, “Villa Cariño está que arde”, “El Profesor Patagónico” ,“Embrujo de amor” ,“No hay que aflojarle a la vida” y escribió  tres guiones para la pantalla grande.

 

Como autor teatral: “El Hombre del Tablón” (su primera obra), “Sobrevivientes del sur”, “Los Hambrientos”, “Tango Existencial”…en total doce obras teatrales.

Como Guionista de TV: Monólogos del Payaso – Marcos Zucker – Canal 7, La Viuda Blanca – Canal 9 – Producción Alejandro Romay, El Infiel – Canal 13 – Producción Raúl Lecuona, Prima Donna – Producción Ítalo-Argentina Raúl Lecuona, El Lobo – Canal 9 – Alejandro Romay, Más allá del horizonte – Canal 9 – Alejandro Romay, Cerrando Cuentas – Alta Comedia – Canal 9 (En colaboración con Gabriel Daneri).

 

Egresó del Instituto de Arte Moderno de Marcelo Lavalle y  del Taller de Actuación The Bilingual Foundation of Art’s  de Carmen Zapata, California, EE.UU.

 

Allá por los años sesenta en las fotonovelas argentinas que colmaban de romanticismo las mentes femeninas, contaba con apenas dieciséis años, y ya se plasmaba como un excelente actor que intervendría en, por ejemplo, Estrellita, esa pobre campesina.

 

S: ¿Cuándo comenzaste a estudiar teatro?

 

En 1966. No me interesaba mucho estudiar la secundaria, pensaba dejarla para más adelante, y nunca lo hice. El tema era decírselo a mi papá. En aquellos años ser actor, en Mataderos, con un padre y tíos reseros en un frigorífico, no era fácil. El primer actor que iba a haber en la familia. Me sorprendió la respuesta de mi papá cuando se lo dije. “Si querés ser actor, andá, estudiá y hace lo que te gusta, prefiero que seas un buen actor y no obligarte a hacer algo que no te guste”. Pero me llevaba a trabajar con él. Desde los 14 a los 18 años trabajé con el en el Matadero, levantarme a las tres de la mañana y luego por la tarde iba a estudiar. Me había regalado un caballo. Iba a darle de comer a la vacas que no se habían vendido, lavar los caballos dos veces por semana. Ese era mi trabajo. 

 

S: La reacción no fue la esperada

 

Hubo una reacción previsible en vecinos y amigos, no entendían mucho. Era 1966 otro mundo. La idiosincrasia cambio, nuestra estructura se modificó mucho. Mis hermanos me hacían bromas “Este es un vago, no quiere trabajar” por eso el me llevo a trabajar para demostrarle que podías hacer las dos cosas.

 

C: Tenías un modelo actoral o fuiste tomando ese modelo más tarde?

 

Los primeros modelos que tenía como actores eran mis propios compañeros, como Hugo Arana, Levrino (estaban más avanzados).Yo me quedaba en las clases que estaban más adelantadas y veía todo lo que los otros hacían. Me sirvió, ya que estaba hasta los sábados, cuando ensayaba escenas, y el domingo todos limpiábamos el teatro. De ahí el amor al teatro. Obsesivo, fascinante, Cambié de un mundo a otro. La literatura teatral me cambio la vida, me abrió mucho la cabeza, me llenó de magia, de sueños. Empecé a ver el mundo de otra manera. En los libros hay mucha sabiduría, uno se nutre de muchas cosas inesperadas.

 

S: Tuviste el gusto de trabajar con Hugo en los Pells

 

Si tuve ese gusto. Igual nos vemos en actores o en las marchas de compañeros actores. Asistimos a las marchas.

 

S: Tu actividad sindical en teatro, ¿cuál es?

 

Me gusta mucho la asociación de actores, los quiero mucho. Participé de la época que estaba Onofre Lovero como Presidente, Inda Ledesma como Secretaria de Cultura. La lucha de actores me gusta mucho. En lo que tiene que ver a la televisión, al cine a la publicidad, si no tuviéramos la protección de esta asociación seríamos muy vapuleados, necesitamos la lucha y es fundamental.

Algunas preguntas finales

 

Autor de teatro favorito: Humberto Cossa

(a quien conocí hace poco), Gorostiza, Abelardo Castillo.

Autores de literatura: Bécquer, Abelardo Castillo, Mario Benedetti, Neruda, Cortázar, Borges, Paco Urondo, Alejandra Pizarnik

Un libro: Los poemas de Borges. Muchos de sus cuentos. Olivero Girondo y su poesía. Roberto Alrt, que es increíble. Mujica Láinez, un poco olvidado ahora.

Un lugar en el  mundo: Buenos Aires, Mataderos y la calle Corrientes.

Un sueño a realizar: ir a Piamonte, al pueblo donde nació mi abuelo. A Andalucía de donde proviene mi otro abuelo, pero tendría que irme de Buenos Aires, jajaja. Había mucho flamenco en casa. Los Asencio éramos moros, de Canarias, morochos de ojos claros que fueron a Andalucía 500 años, nómades, por eso debo ser tan desinteresado. No me imagino haber nacido en otro lado.

C: Te veo como un artista militante pero comprometido. Con una visión profunda sobre la realidad que no se queda en las palabras, el discurso, la retórica, sino que busca que se transforme aún más la realidad, pero en ese contexto, ¿Qué diferencias encontrás hoy con el artista comprometido y el que había cuando comenzaste?

 

Yo siempre fui comprometido, siempre fui un militante con todo lo que hice, en mi propia vida. Vengo de una familia pobrísima, y a  partir de ahí, de la lucha de mi papa para mantener su trabajo y darnos de comer todos los días, una lucha permanente y delicada. Ahí comencé a mamar la justicia social. En casa se hablaba mucho de política, en casa había todos los colores, peronistas radicales socialistas comunistas. Me crié con todo eso. Mi tío discutía mucho con mi papa, la sobremesa era fantástica. Cuando sabía que venía mi tío a casa, pedía a mi mamá faltar al colegio, no podía perderme esas discusiones, que terminaban en gritos, pero aun así aprendía mucho porque ellos sabían mucho de política. Eran muy pobres de familias con necesidades, que vivían en una argentina poco solidaria. Armé mi perfil político y me enamore de Evita y Perón y ahora de Néstor y Cristina. Hay un hilo entre ellos cuatro. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La charla política fue sumamente interesante y nos conto acerca de su interés por las necesidades de los otros. Él vivió en el sur de la historia, Mataderos era un pueblo, un pedazo de campo metido en un barrio. Gente a caballo, 30 000 cabezas de ganado por día, contra 3 000 actuales. Se definió su perfil político (aclara que sin hacer política) militando y poniendo el cuerpo., Muchos de sus compañeros comprometidos que estaban al frente desaparecieron.

 

C: ¿Tu escritura deja en evidencia las fallas de un sistema actual, o tenés otra mirada?

 

Nosotros por el hecho de haber estado en la retaguardia y haber sobrevivido tenemos el compromiso de guardar la memoria. A los veintipico de años nos desaparecieron casi a mitad de la generación, nos partieron al  medio. Lo mejor que podemos hacer es no olvidarlos. Eran nuestros amigos. Lo mejor es trasladar la memoria de generación en generación para que no vuelva a ocurrir.

 

C: Tu obra “Remanente sur” estuvo en el Fray Mocho

 

Si, con Rubén Maravini (quien ha tenido un fuerte accidente y ya está casi recuperado) y Pablo Palacio, excelentes actores. Este año volvemos a Lugano, donde llenamos siempre, y cuatro en otro lugar de Capital. Estoy escribiendo la segunda parte de esta obra, donde incorporo a sus novias. Es una comedia.

 

C: La gente se emocionaba y saludaba espontáneamente a los actores

 

Si, afortunadamente. La recuperación de Rubén fue excelente, gracias a su fuerte voluntad. Es un milagro lo que el hizo y verlo actuar así, es maravilloso. El mensaje tiene que  ver con la resiliencia, la fuerza de voluntad para reponerse a las adversidades. Los dos actores lograron hacer un trabajo excelente, que supera mi obra. El actor crea luego de estar escrito el libro. Todo lo que le falta lo pone el actor.

 

C: Cuan importante es el grupo de trabajo en eso…¿Qué valor le das vos al grupo de trabajo?

 

Es todo, cuando tenés un elenco y uno solo del elenco no armoniza con el resto, tenemos un problema. No necesariamente hay que ser amigos, pero sí, encontrar esa sincronización y jugar ese juego que es el teatro como dos chicos del barrio que nos sentamos a jugar con naturalidad a ese juego.

 

S: En cuanto a la escritura, doce obras teatrales. Muchos guiones...

 

Si, y este año escribí guiones para “Camino al amor”. Lo hacía con un grupo de escritores. No es complicado, cada uno escribe en su casa, luego hay un encargado de las escaletas, la historia en escenas, se reparten las escenas y cada uno escribe varias (yo escribía 20/24), por contrato, y va todo al compilador, quien juta las piezas, las releía y modificaba, incluso errores en algún texto, por ejemplo, si dijo algo en una escena que no cambie en otra, que no desentone, cada personaje tiene su estilo, su modo de hablar, que sea siempre el mismo.

 

C: En cuanto a la poesía, cuando tenían reuniones con tus amigas poetas, decías que había que mantener la memoria.

 

Si, mantenerla viva, contarle a nuestros hijos, a nuestro amigos, nietos hacer trabajo con actores. Contar como se vivía en aquellas épocas. El solo pensar que tener el pelo largo era motivo para que te lleven preso. En épocas de los Campanelli, unos policías me llevaron de una esquina en  Mataderos, donde estábamos conversando por tener el pelo largo, y me retiraban la cédula hasta que me cortara el pelo. Tuve que conseguir una nota de un abogado de actores, para que explicara que por contrato, no podía cortarme el pelo. Era una humillación que espero no volver a vivir.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

MANHATTAN PORTEÑO

                                 de Hugo Asencio.-

 

A mis veintitrés años,

yo caminaba por Manhattan

haciendo equilibrio entre la humedad y la nieve

estallaba mil novecientos setenta y seis

dictaduras asesinas por doquier

bolsas de arpillera

tiempos de plomo e intolerancia

vuelos rasantes del cóndor

sobre Latinoamérica inocente

ciudadanos temblorosos de espanto 

secuestrados torturados desaparecidos

en un Buenos Aires negro de fajina

armado hasta los dientes

contra sus propios hermanos  

y una Argentina

corrupta abandónica y estratégicamente genocida

 

este asunto inmoral

de ser un porteño refugiado

entre el río Hudson

y el Central Park de las ardillas.

 

Yo era un exiliado en mí mismo

y un refugiado idealista

que teorizaba románticamente

con la igualdad humana

y lloraba a la distancia por mis paisajes y mi gente,

y hacía de la estatua de La Libertad mi otro Obelisco

y cruzaba la Six Avenue a la altura de la West Four

emocionándome con los tangos de la Tana Rinaldi

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Es más que claro, que Hugo sufrió aquellas épocas de dictadura y la recuerda mucho. El abuso de la prepotencia. Todo lo relacionado con aquella época lo pone mal, pero quiere que sea recordado para que no vuelva a repetirse. Hemos conversado mucho sobre eso, y la frase repetida es “Mantener la memoria”. Desde el asesinato de  Lorca, la persecución de Neruda, él expresa que el poeta funciona como un despertador, donde a algunos le molesta. La película Quebracho, tantas otras menciones sobre épocas donde el pueblo era tomado como esclavo en varias situaciones. Hugo acierta cuando dice que nadie tiene derecho a repartir la tierra que es de todos, y cuando menciona a ciertos próceres que no lo son tanto, que  le han hecho  mucho daño a la patria.

Se nota que la política es una pasión para él, y lo demuestra. Nosotros continuamos hablando sobre su libro de poemas “A mi generación”, publicado por Tahiel Ediciones en el año 2014, y que será presentado nuevamente este año en la Feria del libro de Buenos Aires.

 

C: Lo que veo es que para mantener la memoria, el poeta, en sí, sigue conservando ese rasgo de niño, y en tu caso hay una infancia contrastada con una infancia actual, donde hay más valor al objeto material que a los sentimientos. ¿Cómo ves la situación de la infancia en nuestro país? en el sentido de si hay mejoras en la mirada sobre ello…

 

Yo creo que mi  visión es la imagen que cada uno tuvo en su casa. Sé que valores tienen mis hijos porque les traslade los que venias n de mi mama y mi papa, solidaridad, respecto, no abusarse de nadie, no entiendo el abuso deshonesto: el abuso nunca es honesto, no hay abuso honesto. No ser ventajero, no atarse a cosas materiales. Nosotros no las teníamos, así que tampoco las soñábamos. Creo que ese ámbito era el del pensamiento, más aún en política. Mi mamá escuchaba música clásica, mi abuelo tenía una orquesta con todos sus hijos. A mí  me encanta escucharla, aunque no sé de música clásica, Mi papá hablaba de cosas emocionales, de las estrellas, por ejemplo,  no de autos, no de “minas” sino de sueños. Ese era mi papá. Carecíamos de cocina, de gas, de heladera, así que cuando apareció en casa la heladera, venía corriendo del colegio y la abría para ver la luz, porque estaba casi vacía, solo una botella de lecha adentro. La fascinación era ver la luz dentro de la heladera. No teníamos muchos juguetes, sabíamos de la historia de los Reyes, mis padres eran ateos: no festejábamos la Navidad. No lo vivíamos con tristeza, era un día para estar en familia, no para comer cosas que vendían esos días. Sabíamos el significado. Creo en Jesús, pero no soy asiduo a la iglesia, aunque el Papa Francisco me está sorprendiendo muchísimo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Seguimos con el tema de la Iglesia, de los zoológicos donde los animales no deberían estar encerrados, de la gente de la calle, de la producción de alimentos para más gente de la que necesita. Cuenta que no le gusta estar lejos de su casa, de su barrio mucho tiempo. Lo extraña. Es fanático de Buenos Aires- “Si me sacás mucho tiempo de Buenos Aires, me siento mal”-dijo. Si bien ha estado viviendo en Estados Unidos, y ha tenido al suerte de cruzarse en la calle con grandes como Meryl Streep que no conseguía taxi y Al Pacino con la bolsa de lavandería caminando delante suyo, ama vivir en esta ciudad.

 

 S: ¿Cuándo comenzaste a escribir poesía?

 

Cuando acompañaba a mi papá  los doce años al matadero, tenía un cuaderno y un lápiz debajo del recado del caballo y cuando estaba aburrido escribía. Cuando iba a los muelles a buscar el ganado, había que esperar una hora y ahí escribía. Recién a los catorce tenía trabajo fijo. Me impactó mucho una película donde recitaban poemas de Bécquer y en esa época tenía un amigo, cuyos padres tenían mucho dinero, y para mi cumpleaños me preguntaron que quería, y le pedí ese libro de Bécquer que había visto. Empecé a enamorarme de la poesía. Pedía libros a amigos, en casa había pocos libros. Mi papá leía medicina Nada que ver con lo que hacía. Leía en las bibliotecas populares. Me eduqué de esa manera, soy autodidacta.
Me hice como pude, viendo, comprando con los años, y teniendo una linda biblioteca que incluía Capicúa, Patoruzú y Superman. Nunca me gustaron las historias para chicos, ni los dibujos animados,. Me gustaban El gordo y el Flaco, Sandrini, Biondi, Chaplin. Tenía que ver me parece, con que la poesía superaba las conversaciones que yo escuchaba diariamente. Entonces ese nivel que tenía la poesía no lo encontraba en las conversaciones con amigos. Actualmente me gustan mucho los cuentos.

 

S: Al autor le gusta que le digan lo que opinan acerca de su obra. ¿Estás de acuerdo en premiar a alguien cuando ya no está?

 

No, creo que para descalificar estamos siempre dispuestos, antes estaba el culto de que una vez que no estaba era mejor que antes. Hay que darle la opinión al autor, para que sienta que lo que ha hecho es bueno, llega. No estoy de acuerdo con algunos premios. El ACE es un premio serio, ahí sí, estoy de acuerdo en dárselo y  que lo disfrute en vida.

 

 

 

 

 

  

 

 

cuando Elvis Presley

decidió su inmortalidad de agosto

y Al Pacino recorría el Village

con su bolsa del laundry

y Woody Allen

 

devoraba porciones de pizza en Mac Dougal St.

 

entonces

yo era un entristecido violento de injusticias

ciudadano del horror

del hambre de las persecuciones

expulsado de su historia personal

y del ámbito familiar

desposeído de sus aromas

y de las caricias de sus raíces

sólo por intentar pensar mejor

sobre el prójimo y su dignidad

fue cuando a los argentinos

nos pusieron de luto y de duelo

porque a Bonavena le agujerearon el pecho en Reno

 

hoy

treinta años después

triste Manhattan Porteño

desde mi Buenos Aires New Yorker

te cambio un tango por un blues

 

vos traé a Sinatra y a Whitman

que yo traigo a Discépolo y a Gardel.

y convengamos en que la vida

la vida sí

toda la vida.

Nota para la revista La lupa cultural,

en su edición número 31,  Marzo 2015.

Ces Le Mhyte
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